Mi güebona obsesión
De un tiempo a esta parte ha vuelto a aparecer en mi vida una de los caprichos de crío. Y lo digo así porque por mucho que nos lo quieran vender de otra forma es sólo eso, un capricho. ¿Qué de que hablo? Pues de los huevos kinder.
Cuando era crío los huevos kinder eran una novedad con la que martirizaba mi madre. -Mamá, cómprame un güebo kinder - decía por aquel entonces para pedirlo.- Mamaaaaaá, cómprame un güebo.- Esto se repetía ad infinitum, hasta que mi madre acababa hasta los kinders y o me compraba un huevo o me daba una colleja (esto último se repetía más). El caso es que aparte de que el chocolate está muy bueno, lo que realmente me interesaba era lo que había dentro de la cápsula amarilla que, a modo de yema de huevo, escondía lo mejor: el juguete. Bueno, llamar juguete a eso es un eufemismo, era una cosa de plástico, a veces una figura mal pintada, que muchas veces no se podía montar (alguna vez faltaban piezas) y otras era una mierda que se rompía la primera vez que lo usabas como juguete. Cuando me di cuenta de eso deje de pedir huevos kinder, y así crecí y crecí (sobretodo a lo ancho) hasta llegar al momento actual...
¡Oño, Kinders Huevos!
Dije eso hace un par de meses, cuando después de mucho tiempo fui a comprarme algo para merendar y los vi delante de mí. Siempre habían estado ahí, pero como no tenía muy claro que quería comprar, decidí comprarme uno para rememorar mi infancia, junto a alguna guarrerida más de esas que pone el colesterol por las nubes.
Una vez en mi guarida abrí el huevo con devoción y probé de nuevo el delicioso chocolate. Después proseguí con el ritual de abrir la "yema" y ¡oh, sorpresa!, me encontré con un coche para montar que tenía... ¡suspensión y todo! Lo primero que pensé fue "Cómo han mejorado los juguetes". Y es cierto, han mejorado muchísimo. Ya no son pedazos de plástico mal hechos, ahora son auténticas maravillas, desde un gusano con partes de goma que se mueve imitando movimientos reales a figuras geniales como un topo maligno dentro de una nave-pera. Encima, ahora vienen con figuras de Doraemon. No pue ser, con juguetes así no me voy a poder desenganchar nunca. Que vuelvan los de mala calidad, por caridad.
Cuando era crío los huevos kinder eran una novedad con la que martirizaba mi madre. -Mamá, cómprame un güebo kinder - decía por aquel entonces para pedirlo.- Mamaaaaaá, cómprame un güebo.- Esto se repetía ad infinitum, hasta que mi madre acababa hasta los kinders y o me compraba un huevo o me daba una colleja (esto último se repetía más). El caso es que aparte de que el chocolate está muy bueno, lo que realmente me interesaba era lo que había dentro de la cápsula amarilla que, a modo de yema de huevo, escondía lo mejor: el juguete. Bueno, llamar juguete a eso es un eufemismo, era una cosa de plástico, a veces una figura mal pintada, que muchas veces no se podía montar (alguna vez faltaban piezas) y otras era una mierda que se rompía la primera vez que lo usabas como juguete. Cuando me di cuenta de eso deje de pedir huevos kinder, y así crecí y crecí (sobretodo a lo ancho) hasta llegar al momento actual...
¡Oño, Kinders Huevos!
Dije eso hace un par de meses, cuando después de mucho tiempo fui a comprarme algo para merendar y los vi delante de mí. Siempre habían estado ahí, pero como no tenía muy claro que quería comprar, decidí comprarme uno para rememorar mi infancia, junto a alguna guarrerida más de esas que pone el colesterol por las nubes.
Una vez en mi guarida abrí el huevo con devoción y probé de nuevo el delicioso chocolate. Después proseguí con el ritual de abrir la "yema" y ¡oh, sorpresa!, me encontré con un coche para montar que tenía... ¡suspensión y todo! Lo primero que pensé fue "Cómo han mejorado los juguetes". Y es cierto, han mejorado muchísimo. Ya no son pedazos de plástico mal hechos, ahora son auténticas maravillas, desde un gusano con partes de goma que se mueve imitando movimientos reales a figuras geniales como un topo maligno dentro de una nave-pera. Encima, ahora vienen con figuras de Doraemon. No pue ser, con juguetes así no me voy a poder desenganchar nunca. Que vuelvan los de mala calidad, por caridad.
1 comentario
Gwen -
saludos