El Despertar de Dios
Hubo un tiempo en el que la gente era libre. Hubo un tiempo en el que los niños jugaban en la calle. Hubo un tiempo en el que el mundo era normal.
Pero eso ya pasó. ¿Quién nos iba a decir que aquello que soñábamos podría volverse en nuestra contra? Ojalá nunca hubiese dicho "si". Claro, que yo era joven y ambicioso. Mi mujer se mostró exultante cuando le dije que había aceptado el puesto de investigador jefe en Biotech Corporation. Mi Gloria, mi pobre Gloria. El día que llegué a la empresa me encontré con el equipo más competente con el que había trabajado en mi vida. Competente y ambicioso. Ambicioso como Arturus Zmervich, el presidente de la compañía desde que el anterior dimitiese debido al "Asunto Proteus".
¿Y cual era mi cometido? Al principio creí que sería el que me dijeron, intentar recrear unos bioimplantes más resistentes a las enfermedades. Biotech había revolucionado la medicina al conseguir crear clones de brazos, piernas, órganos, piel, etc, utilizando las células madre de los pacientes, reduciendo la posibilidad de rechazo cualquier implantes a cero. Y ahora quería que la gente no volviese a enfermar nunca. Un sueño bonito. Pero irreal.
La verdad es que lo que quería el señor Zmervich era conseguir la fórmula de la inmortalidad. Y poder. Y obtuvo las herramientas necesarias gracias al antiguo presidente, que durante años había recopilado la información genética de todos los seres extraordinarios que poblaban el planeta para su proyecto personal. A nosotros nos dió acceso a esos datos, en principio para buscar los genes que volvían a algunos seres inmunes a las enfermedades. Era un iluso, en aquel tiempo no sabía que los datos que nos proporcionaban eran erróneos, y que en realidad nos pasaban datos de otros genes que querían que sintetizásemos y combinásemos. Trabajábamos muy duramente y al final dimos con una fórmula. Y la probamos. Lo que no sabíamos era que estábamos recreando un cuerpo, un cuerpo cuyo cerebro sería "programado" con la mente de Arturus Zmervich, gracias a la tecnología secreta de transmisión de mente del proyecto Proteus.
El ser que nació aquel día fue terrible. Habíamos creado a dios. Pero dios era colérico y acabó con la vida de todos los seres que podían oponerse a él. Luego impuso la ley marcial en el mundo. Ahora mata por capricho y toma la vida de quien quiere cuando quiere. Esto debe acabar. Se que ahora me busca, pero he encontrado un medio de escudarme de sus poderes. Y estoy a punto de encontrar el remedio. Todo lo hecho por el hombre el hombre lo puede deshacer. Pero está cerca, está cerca...
Pero eso ya pasó. ¿Quién nos iba a decir que aquello que soñábamos podría volverse en nuestra contra? Ojalá nunca hubiese dicho "si". Claro, que yo era joven y ambicioso. Mi mujer se mostró exultante cuando le dije que había aceptado el puesto de investigador jefe en Biotech Corporation. Mi Gloria, mi pobre Gloria. El día que llegué a la empresa me encontré con el equipo más competente con el que había trabajado en mi vida. Competente y ambicioso. Ambicioso como Arturus Zmervich, el presidente de la compañía desde que el anterior dimitiese debido al "Asunto Proteus".
¿Y cual era mi cometido? Al principio creí que sería el que me dijeron, intentar recrear unos bioimplantes más resistentes a las enfermedades. Biotech había revolucionado la medicina al conseguir crear clones de brazos, piernas, órganos, piel, etc, utilizando las células madre de los pacientes, reduciendo la posibilidad de rechazo cualquier implantes a cero. Y ahora quería que la gente no volviese a enfermar nunca. Un sueño bonito. Pero irreal.
La verdad es que lo que quería el señor Zmervich era conseguir la fórmula de la inmortalidad. Y poder. Y obtuvo las herramientas necesarias gracias al antiguo presidente, que durante años había recopilado la información genética de todos los seres extraordinarios que poblaban el planeta para su proyecto personal. A nosotros nos dió acceso a esos datos, en principio para buscar los genes que volvían a algunos seres inmunes a las enfermedades. Era un iluso, en aquel tiempo no sabía que los datos que nos proporcionaban eran erróneos, y que en realidad nos pasaban datos de otros genes que querían que sintetizásemos y combinásemos. Trabajábamos muy duramente y al final dimos con una fórmula. Y la probamos. Lo que no sabíamos era que estábamos recreando un cuerpo, un cuerpo cuyo cerebro sería "programado" con la mente de Arturus Zmervich, gracias a la tecnología secreta de transmisión de mente del proyecto Proteus.
El ser que nació aquel día fue terrible. Habíamos creado a dios. Pero dios era colérico y acabó con la vida de todos los seres que podían oponerse a él. Luego impuso la ley marcial en el mundo. Ahora mata por capricho y toma la vida de quien quiere cuando quiere. Esto debe acabar. Se que ahora me busca, pero he encontrado un medio de escudarme de sus poderes. Y estoy a punto de encontrar el remedio. Todo lo hecho por el hombre el hombre lo puede deshacer. Pero está cerca, está cerca...
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