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Güebona bitácora más que peich...

Un Día Cualquiera -- Capítulo 25

"¡Por aquí!" grité, y varias cabezas, vivas y no vivas, se giraron hacia mí. Salí del portal y avancé con seguridad hacia el grupo de muertos más cercano, los que cortaban la retirada, mientras observaba como el grupo de supervivientes se quedaba paralizado. Si no se movían hacia dentro, peor para ellos. Alcé la escopeta y disparé a uno de los zombis, reventándole la cabeza, y acto seguido, disparé hacia otro, está vez con menos fortuna, ya que el disparo le dio en el pecho. Al instante, los supervivientes se despertaron y empezaron a correr hacia la casa. Mi tercer disparo fue más certero, y el no muerto calló al suelo presa de violentas convulsiones, que cesaron en poco tiempo. Bien, quedaban ocho. Miré detrás y vi que todos los supervivientes habían entrado en la casa. Volví a mirar al muerto más cercano y, tomándome mi tiempo en apuntar, disparé y la bala atravesó limpiamente su frente, cayendo instantáneamente al suelo. Los otros muertos se acercaban, pero estaban a suficiente distancia como para darme tiempo a entrar en el portal y atrancar la puerta, así que dejé de hacerme de héroe de película de acción y entre en la casa.

Cuando entré los supervivientes retrocedieron con miedo. Sin prestarles atención cerré la puerta, atrancándola con un cubo de basura. Desde luego no era muy resistente, pero me daría tiempo para apostarme en la escalera y disparar conforme fuesen entrando o bien, con un poco de suerte, subir al piso de arriba y disparar hacia la calle. "Subid" dije al grupo. Una de las mujeres pego un grito y empezó a llorar. "Genial" pensé, "una histérica". Uno de los hombres le cogió del brazo y, prácticamente, la arrastró hacia arriba. El resto los siguió, mientras se escuchaban los golpes en la puerta. Yo me quedé a mitad de la escalera, apuntando con la pistola hacia la puerta. Si alguien pasaba, le costaría caro…

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